Compuesto súper proteico (cuento)


 Javier camina por un sendero tranquilamente en medio de un bosque de pinos, sin darse cuenta llega a la orilla de un lago calmo de aguas color zafiro, el ruido a la distancia lo alerta de personas divirtiéndose, enfoca su mirada al otro lado del lago donde parece que un grupo de familias tienen un picnic, repentinamente es despertado por la ruidosa alarma que parece sirena de ataque aéreo.

 Voltea a ver el techo de su pequeño nicho empotrado en una pared de literas que parece infinita, toma un respiro profundo y se sienta sobre su colchón viejo y deforme, aún adormilado ve al encargado del sector acercarse con un contenedor de plástico, empieza a sacar las pocas pertenencias de la litera contigua.

 Javier pregunta -porqué está tirando sus cosas- a lo que el encargado responde muy tranquilamente - ya no las necesitara, encontraron su cadáver ayer, la policía dice que lo mataron en una disputa por un trozo de carne, el bastardo lo tenía bien oculto, de haberlo sabido yo mismo se lo quitaba jejejeje- Javier inmediatamente pregunta -¿ya reclamaron su ropa?- el encargado con una expresión bastante seria le dice -Todo se lo queda el estado, son las reglas-.

Javier se levanta de su colchón y se pone un overol verde oscuro, su única prenda además de su ropa interior y un par de botas de trabajo, así como todos los que habitan en ese lugar, sus botas aún estaban en buen estado pero su overol era otra historia, ya tenía varios parches y la tela ya estaba muy gastada, en la repartición del año pasado no le asignaron uno nuevo y aún faltaban tres meses para la de este año.

Ya en su trabajo se encuentra recogiendo un par de bolsas de basura dentro de un callejón lleno de grafitis y podredumbre, al fondo ve a otros dos recolectores que parecen haber encontrado algo valioso y antes de que pudiera acercarse empieza una pelea, sale volando una pequeña navaja de mano la que recoge y guarda en su bolsillo, decide salir de ahí antes de que la pelea llame la atención, ya en la calle principal echa las bolsas de basura en un camión.

La calle está llena de edificios altos con fachadas bastante derruidas y muchas personas todas con overoles de diferentes colores dependiendo de su oficio, en la esquina frente a la que está estacionado el camión se observa una pantalla con las noticias más actuales, Javier se toma un momento para ver que están transmitiendo.

El presentador anuncia -Mientras las tropas de la coalición del pacífico avanzan dentro de China, Rusia amenaza con utilizar armas nucleares para frenar la ofensiva. En Europa siguen las protestas contra de la unificación de la unión en una sola nación liderada por lo que era Alemania. En otras noticias la academia Sueca de ciencias nominó al premio Nobel de la paz a Victor Johanan por su invención que promete acabar con el hambre a nivel mundial- en ese momento la transmisión es interrumpida por un mensaje del gobierno -El ministerio de alimentos junto con el ministerio del empleo ofrecen trabajo para personas sin
capacitación, cuenta con seguro médico, vales extras de alimentos y ropa, la jornada es de tan solo ocho horas diarias durante cinco días, los interesados presentarse en el centro de producción de alimentos más cercano-.

Javier entusiasmado da un vistazo al callejón para ver cómo sigue la pelea y sin perder más tiempo se dirige al centro de producción de alimentos.

Ya en el centro de producción de alimentos Javier se encuentra en una sala de espera que parece una vieja bodega abandonada con una pequeña puerta al final, todo el lugar esta custodiado por guardias vestidos de negro con mascaras de gas y rifles de asalto, las personas están formadas dentro de una estructura de acero que evita las aglomeraciones y la fila que se extiende unos ochenta metros zigzagueando dentro del recinto, arriba de la puerta se ve una luz amarilla y cada vez que se prende el guardia grita -¡Siguiente!-.

Finalmente es el turno de Javier, al cruzar la puerta entra en una habitación blanca muy bien iluminada e impecable con nada en las paredes , en el centro se encuentra un escritorio de cristal muy grande con un par de sillas de acero sumamente elegantes, sobre el escritorio hay una manzana fresca y un vaso de agua, en una de las sillas se encontraba una mujer de lentes con un vestido rojo, se veía totalmente impecable.

-Tome asiento por favor- dijo la mujer, Javier que no se acordaba cuando había sido la última vez que vio un lugar tan limpio si es que alguna vez lo había visto, se quedó observando por un segundo y tomó asiento, -Mucho gusto me llamo Andrea ¿cual es tu nombre?- preguntó la mujer del vestido rojo con una sonrisa, Javier le respondió -me llamo Javier Hernandez bloque C número de ciudadanía 1147583- mientras no dejaba de ver la manzana, la fruta fresca era un lujo reservado para muy pocos y solamente las había visto por televisión -Gracias Javier, enseguida comenzaremos, puedes tomar la manzana y el agua, debes estar muy cansado por la espera- dijo Andrea con una expresión amable en su rostro, Javier respondió muy efusivamente -¡Gracias!-.

 Mientras Javier devoraba la manzana Andrea tecleaba en una pequeña interfaz proyectada sobre el escritorio, volteo a ver a Javier y dijo -Perfecto, vamos a empezar, Aquí dice que tienes 20 años y trabajaba como recolector, platícame un poco de tu experiencia- Javier le responde - Si, parece un trabajo muy aburrido pero si te contara lo que veo en un día comúnte sorprenderías, la verdad es que no muchos recolectores hacen lo que yo, hace falta astucia y buen ojo para llevarse los desechos más valiosos, el otro día encontré un platillo de latón y me dieron un bono, incluso me pude comprar una ración de galletas extra-.

Con una sonrisa en su rostro pero con la mirada distante Andrea le dijo -muy interesante Javier, aquí también dice que concluiste la educación básica y te dedicaste por un tiempo a la industria de los alimentos- Javier confiado le responde -exactamente, una vez termine el básico me enliste para para trabajar, esos estudios y títulos elegantes no sirven en la vida real, casi todos esos estudiosos terminan como burócratas aburridos pero lo que se aprende en las calles te sirve para toda la vida, la verdad se me daba muy bien eso de la
cocina, durante unos años trabajé en los comedores comunitarios y créame que hacía maravillas con los ingredientes que tenía, después me cambiaron de puesto a las bodegas de alimentos, no sabe de lo que se perdieron, en las bodegas dure un par de años pero no era mi ambiente laboral, mis compañeros me hacían la vida muy difícil, la verdad siempre he creído que me tenían envidia, cuando se abrió la vacante de recolector no dude en tomarla, los bonos y la porción extra de comida son excelentes-.

Andrea muy entusiasmada le dice -Javier creo que eres el candidato ideal para este trabajo, te explico de qué va, el estado va a empezar a producir el compuesto súper proteico para acabar de una vez con el hambre y necesitamos personal para empezar con la producción lo antes posible, este puesto es muy importante, es una gran responsabilidad- Javier se reclinó en su silla mientras seguía escuchando -tu perfil encaja perfecto, estás entre los 15 y 28 años, no cuentas con educación especializada y por tu registro puedo ver que has mostrado el grado de desempeño ideal para esta posición- Javier con una gran sonrisa de
satisfacción responde -Al fin reconocen mis capacidades, ¿cuál es el siguiente paso?- Andrea se levanta de su silla y le indica una puerta que se encuentra atrás de ella -no conozco el resto del proceso pero debes ir a la sala de inducción al final del pasillo -voltea a ver a Javier de una manera muy seria y continua -tu labor es muy importante, ayudarás a salvar muchas vidas y puede que incluso a la humanidad, te deseo mucho éxito-. 

Ya en la sala de inducción toma asiento en una butaca bastante cómoda, la sala es una sala de cine bastante grande con espació para unas 500 personas, en la pantalla hay un mensaje que dice “Por favor espere la inducción está pronta a comenzar”, en cuanto se llena la sala sale un hombre alto y delgado, se ve bastante mayor de edad y lleva una bata blanca que casi llega al piso -Saludos soy el doctor Ramirez, en breve se les proyectará un vídeo explicando cuales serán sus tareas, al finalizar les responderé todas sus preguntas, por favor presten mucha atención al vídeo-.

Se apagan las luces y empiezan una serie de comerciales sobre la labor del estado y sus programas sociales, Javier que está cansado empieza a tener sueño y sale de la sala para buscar un baño, una vez sale de la sala escucha como la puerta se cierra, en el baño se moja la cara y se ve brevemente en el espejo, después de unos minutos regresa al pasillo pero al querer abrir la sala se da cuenta que la puerta está cerrada, toma una respiración bastante profunda y piensa -la cague, en cuanto le quiten el seguro entrare discretamente y haré como si no pasara nada, con suerte ni notaran mi ausencia-.

Pasaron 40 minutos hasta que se escuchó el chasquido de la cerradura eléctrica y Javier abre la puerta muy cuidadosamente, para su sorpresa ve a todos en la sala parecen dormidos, sin moverse viendo a través de la puerta entrecerrada observa cómo se abre un foso en la parte frontal de la sala a la vez que las butacas se reclinan para dejar caer a los asistentes hacia el foso, ve aterrorizado y confundido como caen, un guardia con máscara de gas apareció para empujar a los que no han caído, dentro del foso.

Javier logra cerrar silenciosamente la puerta antes de quedar paralizado por el terror, sentado en el pasillo tratando de entender qué es lo que acaba de ver empieza a sudar, sabe que tiene que salir de ahí, se dirige corriendo hacia la puerta por la que entró y la abre bruscamente, adentro sigue Andrea que espantada por el ruido se levanta de golpe.

-Que sucede Javier, te ves agitado- le dice Andrea mientras él tratando de mantener la compostura le cuenta lo que vio, Andrea muy consternada responde -eso no es posible, tienes que relajarte, hay una salida por las bodegas de carga, te puedo llevar hacia ella, pero no tendrás otra oportunidad en este trabajo- Javier notando la incredulidad de Andrea hace una mueca pero en ese momento solo interesado en escapar le responde -No te preocupes este puesto no es para mi por favor llévame a la salida-, Andrea se encamina al pasillo seguida por Javier, en la primera puerta se detiene y le dice -es por ahí, la bodega está cruzando la habitación-, Javier se precipita al interior sin siquiera despedirse de Andrea, en cuanto entra a la habitación se cierra la puerta.

Andrea abre un pequeño panel al lado de la puerta mientras se da cuenta que el doctor Ramirez se aproxima por el pasillo -doctor se escapó otro, es el segundo del mes- le dice Andrea -lo siento mucho, voy a asignar un guardia al pasillo- responde el doctor mientras ella aprieta un botón en el panel que está marcado como “Activar moledor de carne”.

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